Fernando Alonso Barahona
“Ladislao Vajda no ha sido para el cine español un
extranjero, sino uno de los nuestros desde su llegada a Madrid en 1942 “. Así
comenzaba su homenaje el crítico Luis Gómez Mesa para recordar al ilustre autor
de Marcelino Pan y Vino , El cebo y Mi
tío Jacinto . Ladislao Vajda había nacido en Budapest el 18 de agosto de 1906 ,
hijo del famoso guionista Ladeslao Vajda ( colaborador de cineastas como George
W Pabst ) y cuyo recuerdo pasa casi
desapercibido en el olvidadizo escenario cultural -preso de la corrección política y la llamada
memoria histórica - de la
España contemporánea .
Ladislao Vajda fue
uno de los cineastas más destacados del cine español clásico, sin embargo lo
disperso de su filmografía, los estragos de la corrección política – la misma que intenta olvidar otros grandes
nombres coetáneos de Vajda como Rafael Gil ( 1913-1986 ) o José Luis Saenz de
Heredia ( 1911- 1992 ) – han provocado que su nombre apenas sea reconocido
salvo por los cinéfilos. Sin embargo sus películas más famosas continúan
vigentes y se han convertido en films de culto, como “El cebo “ muy superior al remake contemporáneo
protagonizado hace muy pocos años por Jack Nicholson .
Vajda hizo sus
primeras armas en el cine húngaro : Hallo Budapest 1933 y en su país natal
filmó varias películas desconocidas incluso para el más avezado especialista .
El estallido de la segunda guerra mundial rompió su forma de vida y comenzó su
peregrinaje por diversos lugares . Llegó
a Francia donde rodó Sebastopol en 1939 protagonizada por Barrault , estuvo en
Italia donde dejó “Conjura en Florencia “ 1941 y en 1942 viajó a España , país
que le acogería y en donde pudo recuperar con su familia una vida estable .
De 1942 es
precisamente su primera película española : Se vende un palacio , con Roberto
Rey, Manolo Morán y Mari Santamaría , a
la que siguieron títulos como El testamento del virrey 1944 , Cinco lobitos,
1945 con Antonio Casal o la coproducción hispano-portuguesa “Tres espejos
“ adaptación de la obra de Natividad
Zaro . Repitió en Portugal con Barrio, 1947 a la vez que viajó a
Inglaterra el tiempo suficiente para rodar “The Golden Madonna” 1947 con
Phyllis Calvert y Michael Rennie .
A partir de 1948 su
consolidación en España fue un hecho, sobre todo tras su nueva adaptación de
Natividad Zaro : Sin uniforme 1948 y su encuentro con el guionista José
Santugini en la deliciosa Séptima página , 1950 protagonizada por Rafael Durán,
Alfredo Mayo y Luis Prendes . Tras un
breve regreso a tierras británicas : The lady with no name 1950 – nada menos
que con Richard Burton – logró el primer gran triunfo de su carrera con “Ronda
Española “ 1951, homenaje escrito por Rafael García Serrano y José María Sanchez Silva a los Coros y
Danzas de la Sección Femenina
.
Llegaron entonces –
seguidas – sus obras maestras . Una tras de otra, las que han garantizado un
lugar en la historia del cine español y europeo y las que hoy aún siguen
sorprendiendo a los que se acerquen a ellas con ojos desprejuiciados .
Bajo la marca de Chamartín Films firma Carne
de Horca 1953, con Rossano Brazzi y Emma Penella, una historia de aventuras
llena de personajes auténticos y el sabor de los romances populares .
En 1955 llega la mítica Marcelino Pan y vino, “ un cuento de
padres a hijos “ al decir de su autor José María Sánchez Silva que no sólo
lanzó al estrellato a su protagonista infantil, Pablito Calvo, sino que se
convirtió en el mayor éxito internacional del cine español . Cannes, Estados
Unidos, la américa hispana, Japón, …la historia del niño huérfano acogido por
los frailes y que descubre la magia espiritual hablando con una imagen de
Cristo crucificado, está maravillosamente rodada y continua emocionando hasta
saltar las lágrimas en cada visión .
Vajda repetiría con Pablito Calvo, pero lejos de hacer
secuelas de su éxito, presentó una inteligente comedia sarcástica : Un angel
pasó por Brooklyn 1957 – historia humana con moraleja protagonizada además por
Peter Ustinov – y la extraordinaria Mi tio Jacinto, 1956, donde el encantador
niño era acompañado por Antonio Vico, Juan Calvo o Pepe Isbert .
Mi tio Jacinto cuenta la entrañable relación del niño sin
familia con su tío , un aspirante a torero que malvive en las calles de Madrid
y sueña con su gran oportunidad en las plazas . La película es auténtica,
recoge el sabor popular de El Rastro, de la Plaza de las Ventas y está llena de momentos
antológicos : el tío y el niño recogiendo colillas para aprovechar el tabaco,
la antologica secuencia del timo del reloj
o el agridulce desenlace cuando el tío Jacinto, que en realidad ha sido
contratado para una “charlotada “ en la plaza, le intenta hacer creer al niño
que ha toreado de verdad y ha gozado por fín de su tarde de gloria .
El mundo de los toros
aparece tambien en la dramática Tarde de toros 1955 , hasta llegar a otra de sus obras maestras :
El cebo, 1958, una producción hispano suiza basada en un relato de Friedrich
Durrenmat, y con los actores alemanes Heinz Ruhmann, Gert Froebe junto a la
española María Rosa Salgado . “El cebo “ es una apasionante variación del “M “
de Fritz Lang . Rodada con estilo frio y cortante, Vajda nos sumerge en el
mundo infantil que de repente se ve amenazado por la presencia de un asesino de
niños . La única pista del comisario son unos dibujos de una de las niñas
muertas . El clima opresivo, la impresionante interpretación de Froebe
convierten la película en una de las grandes obras del cine europeo de todos
los tiempos .
Ladislao Vajda
regresaría después a los terrenos de la comedia en María matrícula de Bilbao,
1960 , con Alberto Closas y Arturo Fernández tras la cual pasó una temporada en
Alemania filmando títulos menores como Cerco de sombras 1962.
Regresó a España en 1961 : Una chica casi formal, y en 1965
aceptó un vehículo para la popular estrella Sara Montiel : La dama de Beirut .
No pudo terminarla, un infarto acabó con su vida el 26 de marzo de 1965 , en
los estudios Balcazar de Barcelona . Luis M. Delgado terminaría la película .
Audaz,
independiente, culto, Ladislao Vajda aportó al cine español una peculiar visión
del mundo español a través de sus ojos europeos , de la Europa fugitiva que cayó
tras la Segunda Guerra
Mundial en el telón de acero construido por el comunismo sin alma . Solo por su
trilogía dorada : El cebo, Mi tío Jacinto
y Marcelino Pan y vino, Vajda merecería un lugar de privilegio en la
historia del cine español .
Ahora merece la pena
revisar su obra y su figura . No defraudará a ningún auténtico cinéfilo .
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