lunes, 1 de marzo de 2021

JOHN WAYNE . EL HEROE AMERICANO Fernando Alonso Barahona

 

 

 


 

 

Sus películas forman parte de la magia del cine con títulos inolvidables en la historia del séptimo Arte: La diligencia, Piratas del mar Caribe, La legión invencible, Río Rojo, El hombre tranquilo, Hondo, Centauros del desierto, Escrito bajo el sol, Río Bravo, El Álamo, Hatari , El hombre que mató a Liberty Valance, La taberna del irlandés, Los 4 hijos de Katie Elder, El gran McLintock, Eldorado, Chisum, Los cowboys o El último pistolero .

 Ganó el Óscar de Hollywood en 1969 por Valor de ley y fue nominado en 1949 por su trabajo en Arenas sangrientas.



 Trabajó con directores de la talla de John Ford, Howard Hawks, Cecil B. de Mille, Henry Hathaway, Don Siegel, Otto Preminger, John Sturges,  Raoul Walsh y aún hoy cuarenta años después de su muerte continúa siendo la figura más importante del cine americano, la encarnación del héroe recio, honesto, valiente ….no el hombre de una pieza ( ahí están sus grandes creaciones en personajes tan complejos como Ethan Edwards (Centauros del desierto) y  Tom Doniphon (El hombre que mato a Liberty Valance), ambas de John Ford o Río Rojo , ElDorado  y Río Bravo, de Howard Hawks, sino la persona real, cercana, capaz de transmitir emoción y sentimiento.



Más de un siglo  después de su nacimiento, John Wayne refleja mejor que nadie el espíritu originario de los Estados Unidos de América, su mirada ruda pero noble, la magia de su personaje, los valores que encarnó a lo largo de más de cien películas permanecen vigentes porque eran – son – universales. Un estudio de la antropología a través del cine puede perfectamente analizar las películas de John Wayne y entreverá un modelo masculino perfectamente delimitado, un pensamiento conservador abierto a la aventura y al riesgo ( el espíritu de la frontera ), y desde luego maduro. Algunos indocumentados le llamaron reaccionario…pero como diría John Chisum mirando el horizonte lejano de las tierras y la luz del sol en el amanecer: Las cosas suelen cambiar para mejor. John Wayne y sus películas no son en absoluto reaccionarias sino libres, y – sobre todo – profundamente americanas.



 En 1995 y en 2000 publiqué dos biografías sobre John Wayne, la primera:  John Wayne. Sus películas, editada por Royal Books y la segunda, John Wayne, el héroe americano, por EIUNSA. Fueron las primeras escritas en España sobre el actor.

 


Junto a La diligencia, El hombre tranquilo, Centauros del desierto, Río Bravo y El hombre que mató a Liberty Valance, su mayor esfuerzo creativo y personal fue El Álamo ( 1960 ) definida por John Ford como “ la más grandiosa película jamás filmada“.

 


El 9 de septiembre de 1959 un sacerdote católico bendecía en Brackettville (Texas) el inicio del rodaje de “El Álamo” (The Alamo), la película producida por la Batjac Company (John Wayne, 1907-1979), bajo la dirección del propio Wayne que a su vez encarnaría al legendario Davy Crockett. Completaban el reparto Richard Widmark en el papel de Jim Bowie, Laurence Harvey dando vida al coronel Travis, Richard Boone como Sam Houston, Linda Cristal (Flaca), Frankie Avalon (el muchacho Smitty), Chill Wills, Joan O, Brien, Patrick Wayne, Veda Ann Borg, Jack Pennick… En la fotografía, William H. Clothier, y la música estaría a cargo del gran Dimitri Tiomkin. El guión –por último– se debe al buen amigo de Wayne, James Edward Grant.

 Wayne empezó a trabajar en su proyecto, primero en el seno de la Republic Pictures, productora de varios de sus films. A su presidente Herbert Yates le había parecido interesante. A partir de 1948 Wayne crea su propia empresa, la Banjac que asociada con Warner o United Artists comienza a producir títulos interesantes (“Hondo”, de John Farrow, por ejemplo). El proyecto va creciendo y John Wayne decide lanzarse personalmente a la producción total de la película. Rompe con Republic y se hace cargo de la financiación que compartirá con la distribuidora, United Artists y las aportaciones de diversos empresarios tejanos enamorados de la idea. Finalmente se logran los más de diez millones de dólares precisos para que “The Alamo” vea la luz (una cifra astronómica para 1959; pensemos que “Los Diez Mandamientos” de Cecil B. De Mille, filmada en 1955 había costado 12 millones). Inicialmente Wayne pensaba interpretar tan solo a Sam Houston como colaboración especial, pero la distribuidora le presionó para que fuera él mismo el protagonista por lo que tuvo que aceptar

 


El Álamo es una película mítica por muchos conceptos, no sólo por su deslumbrante estilo visual que alcanza instantes de formidable grandeza épica (el asalto final al fuerte), dramática (la secuencia emocionante en la que los sitiados deciden quedarse en el fuerte sabiendo que van a morir) o romántica (el amor entre Davy Crockett y la bella Graciela Flaca que interpreta Linda Cristal). A su belleza formal contribuye desde luego la espléndida fotografía de William H. Clothier, de tonos fordianos, y la maravillosa banda sonora de Tiomkin, en especial la canción “Las hojas verdes del verano”, convertida en un clásico desde su primera audición.

Aparte de su estilo, El Álamo se funda en tres pilares fundamentales: el anhelo de libertad, la fe en la dimensión trascendente del ser humano, la vida entendida como misión, al estilo de Eugenio D,Ors. Varias escenas resumen el contenido. Crockett justificando su sacrificio a la joven Graciela: “Y esto es lo importante: sentirse útil. (…) Existen el bien y el mal y hay que escoger un camino u otro, si tomas el primero es la vida, pero si vas por el segundo es como si ya estuvieras muerto aunque continúes andando”.



O la última noche de los sitiados cuando uno de los defensores de El Álamo señala tras corroborar la fe en Dios que otro de sus compañeros ha proclamado  (Creo en un Dios todopoderoso, todo clemencia y todo sabiduría), termina diciendo: “hay que confiar en las virtudes eternas de los hombres, en lo mejor de sí mismos, el valor, la honradez y el amor”.

  En los años setenta Wayne seguía siendo el icono de ese heroísmo, en Chisum, de A V McLaglen , Rio Lobo, de Howard Hawks ,  McQ de John Sturges , en su impresionante despedida cinematográfica , El ultimo pistolero, de Don Siegel ( 1976 ) o en la emotiva The Cowboys  de Mark Rydell   : una forma de iniciación a la madurez que alcanza su mayor grado de expresión en el duro aprendizaje de los adolescentes a las órdenes del viejo vaquero, y sobre todo en el desenlace , cuando los jóvenes habrán de rematar el trabajo y vengar a su maestro . Es decir, cuando desprendidos de la figura paterna han de demostrar que han aprendido a hacerse hombres y que se puede confiar en ellos para seguir conquistando el futuro .



“The cowboys “ es una historia de aprendizaje , de valores positivos , de esfuerzo, trabajo , responsabilidad y sacrificio …que en 1973 sonaba conservadora y políticamente incorrecta, y que a la altura de 2021 se antoja rebelde, aleccionadora …y también políticamente incorrecta .

John Wayne, el héroe americano , guardará siempre su presencia en los corazones de millones de personas de todos los lugares y generaciones. Es – sin duda – el poder de la creación artística.