sábado, 1 de abril de 2017
Fernando Alonso Barahona . VERSO Y PALABRA EN JOSE ANTONIO
La actualidad, la fascinación, el interés que continúa despertando la figura de José Antonio Primo de Rivera (1903-1936) se hace evidente en la edición de libros sobre su figura. Cabe destacar entre los últimos los dos de José María Zavala (Las últimas horas de Jose Antonio) y sobre todo el completo y exacto El último Jose Antonio, de Francisco Torres. También un musical en teatro (Mi princesa roja, dirigido por Álvaro Saenz de Heredia ) o una película anunciada (El hombre que todos convirtieron en mito, libro de Pepe de las Heras ).
Desde una vertiente creativa y cultural interesa rememorar la relación intensa que la poesía y José Antonio tuvieron, algo que no puede sorprender, aunque no sea tan conocido, en el hombre que en el discurso fundacional de Falange Española el 29 de octubre de 1933 pronunciara estas bellas palabras :
A los pueblos no los han movido nunca más que los poetas, y ¡ay del que no sepa levantar, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete!» (Teatro de la Comedia de Madrid, 29 de octubre de 1933
Además , su autor escribió en ocasiones aisladas poemas que quedaron guardados en el corazón de la vida privada y seguramente bastantes de ellos pueden haberse perdido para siempre. En 2002 el poeta y editor Rafael Inglada publicó “11 poemas de José Antonio Primo de Rivera“, un cuadernillo que, según Inglada, podría considerarse como la poesía completa y hasta ahora dispersa del fundador de la Falange.
Jose Antonio Primo de Rivera consideraba su producción poética “como un juego íntimo“, Inglada recordaba que de ella sólo tuvieron noticia sus más allegados, entre los que se encontraban escritores como Rafael Sánchez Mazas y tal vez Dionisio Ridruejo también poeta. El libro Rosas de plomo de Jesús Cotta ha indagado por otro lado en la conexión insospechada por muchos entre Jose Antonio y Federico García Lorca, teñida de mutua admiración.
La poesía como forma de comunicación, como temple del alma , el verso y la palabra para dibujar esa forma de ser de la que hablara Eugenio D’Ors . La belleza en la palabra escrita de José Antonio, tantas veces influido por Unamuno y sobre todo Ortega y Gasset es una de las características de su verbo . Y tal vez una de las razones de su permanencia por encima de los avatares políticos .
En 1939 un conjunto de poetas rindió homenaje a Jose Antonio con la edición de Corona de sonetos en homenaje a José Antonio Primo de Rivera. Pasear hoy por los veinticinco sonetos supone un sugestivo viaje por la magia de las palabras , por el carisma de los sentimientos.
El libro fue publicado por Ediciones Jerarquía en 1939.
Contiene Sonetos de: Antonio Tovar, Ignacio Agustí, José María Alfaro, Manuel Augusto, Álvaro Cunqueiro, Gerardo Diego, Manuel Díez Crespo, Carlos Foyaca, Román Jiménez de Castro, Pedro Laín Entralgo, Eduardo Llosent y Marañón, Manuel Machado, Eduardo Marquina, Eugenio Montes, Alfonso Moreno, Eugenio D’Ors, Leopoldo Panero, José María Pemán, Fray Justo Pérez de Urbel, P. Pérez Clotet, Dionisio Riduejo, Félix Ros, Luis Rosales, Juan Sierra, Adriano del Valle, Luis Felipe Vivanco.
http://www.maalla.es/Sonetos/
Contemplamos la presencia de poetas ilustres como Gerardo Diego, Manuel Machado, Luis Rosales, Vivanco o José María Pemán, amén de Leopoldo Panero, siempre con su personalísima voz .
Alvaro Cunqueiro, voz primera de las letras gallegas y españolas escribe en su soneto:
Muerte cegó tus ojos y usó el frío hierro en tus pies, cadenas destinadas a privarte del aire y del rocío.
No falta el equipo cultural que montara Dionisio Ridruejo en el que fueron figuras capitales Pedro Laín Entralgo y Antonio Tovar. Ridruejo, entonces aún inmerso en una acción política de la que luego se ausentaría – aun sin olvidar nunca a José Antonio – recordaba en su verso cálido :
Jose Antonio va a reír la primavera
Y solo tú nos faltas en la risa
Pero tu voz nos llega como antaño
or su parte Luis Felipe Vivanco comenzaba su soneto con bello cuarteto no exento de reflexión:
Jose Antonio, mi voz acostumbrada
a renovar la duda en la alegría,
tierna y secreta en el umbral del día
también ha sido fiel a tu llamada.
Reproducir íntegros los sonetos de Manuel Machado y Eugenio d’Ors cautivará al lector desprejuiciado. El primero teje una auténtica oración de ausencia y ansia de perfección (toda belleza fue tu vida clara). D,Ors en una de sus escasas incursiones poéticas abunda en el estilo de su pensamiento filosófico (el ángel) y estético creando un poema de resonancias clásicas y a la vez modernistas en la estela de Rubén Darío .
José Antonio, ¡Maestro!… ¿En qué lucero, en qué sol, en qué estrella peregrina montas la guardia? Cuando a la divina bóveda miro, tu respuesta espero. Toda belleza fue tu vida clara. Sublime entendimiento, ánimo fuerte, y en pleno ardor triunfal, temprana muerte porque la juventud no te faltara. Háblanos tú… de tu perfecta gloria hoy nos enturbia la lección el llanto; mas ya el sagrado nimbo te acompaña y en la portada de su nueva historia la Patria inscribe ya tu nombre santo… ¡José Antonio! ¡Presente! ¡Arriba España!”
MANUEL MACHADO
He aquí a Jacob, en soledades ásperas. Que, lejos de las tiendas de sus nómadas, Nocturnamente pugna con un Ángel Miembros promiscuos y fundidos hálitos. Este, así, mozo frágil y este dolmen, Por tres vegadas milenario sílice, Ara en que tres culturas desangráronse, Trabados veo, como nupciales púgiles. Amor, amor, cruenta antropofagia, Amor, que tanto como escupas, bebes. «¡Te quiero, ruge, porque no me gustas!» A la aurora, ya el Ángel derribado, Cedía al vencedor su propio nombre Y José Antonio se llamaba España.
EUGENIO D’ ORS
Suscribirse a:
Entradas (Atom)