jueves, 19 de mayo de 2011

La nueva rebelión de las gentes

 


El movimiento Democracia real ya iniciado en Facebook y cultivado en las redes sociales ha prendido de repente y se ha colocado en el ojo el huracán de muchos debates . Es complejo, variopinto y sus posibilidades están abiertas, desde la influencia real si acierta a estar a la altura del tiempo o al fracaso total si se deja llevar por agitadores profesionales antisistema o de extrema izquierda , restos insepultos del siglo XX .
  Por mucho que algunos manipuladores estén intentando - y esto es obvio - la protesta es difusa, políticamente inclasificable y desde luego dirigida hacia los gestores políticos actuales , encabezados por el pésimo gobierno socialista de Zapatero . Pero su mirada - en efecto- se dirige al corazón de un sistema muy herido por la crisis social, la económica y - sobre todo - la de valores y principios .
Cuando en el otoño de 2008 publiqué mi libro Quién es John McCain, el mundo político e intelectual vivía los momentos cumbre de la seducción de Obama, que, en efecto, venció holgadamente en las Presidenciales de aquel año –aunque no de forma tan arrolladora como hizo en su tiempo Ronald Reagan–, y parecía haber enviado el movimiento conservador al limbo de las largas esperas
En las páginas de aquel libro, enseguida arrumbado por la actualidad, se pasaba revista no solo al emergente y nuevo republicanismo norteamericano (que únicamente aguardaba un líder sólido capaz de unificar sus diversas alternativas), sino a la debilidad real de las propuestas de Obama y, sobre todo, a datos reveladores que casi nadie tenía en cuenta: los índices de rechazo del presidente George W. Bush eran, desde luego, elevados, muy superiores al 50 por ciento, pero el rechazo y desprestigio del Congreso (dominado por los demócratas y presidido por Nancy Pelosi ) era aún mayor. El estallido de la crisis hizo que se tambalearan las viejas políticas y  muchos de los nombres que las habían servido. ¿Acaso nadie había previsto la catástrofe?, ¿dónde se ocultaban los auténticos responsables –más allá de un grupo de estafadores o especuladores?

Lo que se ha registrado desde entonces es una auténtica rebelión de las gentes, de millones de hombres y mujeres que, mucho más allá de las etiquetas políticas, desconfían de un sistema político que parece haber sido copado por una casta específica que desde hace demasiado tiempo tiene como principal norte su propio mantenimiento.

Durante un tiempo, Obama permitió que el aire fresco penetrara en los departamentos públicos y la Casa Blanca. Pero –y dejando de lado su buena fe y sus cualidades personales– lo cierto es que el presidente norteamericano es más imagen que realidad. La vieja política y la falta de alternativas se apoderaron enseguida de la maquinaria de Washington, y poco a poco la popularidad del demócrata se fue viniendo abajo, sin que sus muchos defensores y apologetas –sobre todo en el campo de la cultura– hayan hecho declaración alguna al respecto.
Pero la rebelión va mucho más allá del rechazo a Obama, un presidente como tantos otros, un hombre como los demás, un político convencional como docenas de colegas de su partido y del Republicano.

La crisis económica, la arriesgada reforma sanitaria, la lejanía de Washington de los problemas reales y el creciente intervensionismo del Estado han hecho florecer las famosas tea parties, un auténtico movimiento social que amenaza con provocar auténticas convulsiones en el seno de los dos grandes partidos. Los resultados electorales han sido reveladores: veteranos políticos convencionales como A. Spector han perdido elecciones primarias (demócratas, en este caso), hay candidatos que no quieren contar con el apoyo de Obama; entre los republicanos están empezando a ganar los nuevos hombres y mujeres que cuentan con el respaldo del Tea Party y se está dejando a un lado a viejos dinosaurios sobrados de respaldo oficial. El triunfo de Rand Paul (hijo de Ron Paul, ilustre candidato presidencial republicano), la popularidad de Sarah Palin o la presencia creciente en los medios de personalidades como Mike Huckabee, Scott Brown o Bobby Jindal constituyen una buena prueba de las ansias de renovación en las filas conservadoras.

Por supuesto, para dibujar un programa sólido de gobierno hace falta una reflexión profunda y unos equipos eficaces y sólidos. Seguramente, el Tea Party no puede hacerlo en soledad, pero no se puede obviar el descontento real que millones de personas expresan a través de canales como ése.

Es preciso reinventar la política, acercarla a las personas, ofrecer soluciones integrales , morales, éticas, políticas y económicas. No en vano la renovación viene desde un fondo conservador, y las réplicas a las tea parties desde posiciones llamadas progresistas han sido un rotundo fracaso.

Claro que, esta rebelión es posible en un lugar como Estados Unidos, que facilita la participación política directa en la designación de los candidatos de los partidos y donde éstos no son máquinas burocráticas que controlan todos los movimientos, todos los candidatos y todas las propuestas
 ¿Y en Europa ?. ¿Y en España ?. La crisis de representación producida por el sistema electoral y los partidos políticos anquilosados, la enorme lejanía entre la realidad humana y los debates politicos y una crisis poco explicada y que se alarga en el tiempo han creado el caldo de cultivo para que la sociedad civil pueda dar un paso adelante .
  Tal vez los viejos esquemas políticos estén en el proceso de su arrumbamiento, pero lo que es indudable es que el pensamiento conservador y los intelectuales y artistas críticos e independientes no pueden ignorar una base social , unos hombres y mujeres a los que se priva de conciencia, valores y participación ( aunque a veces sea por culpa de la inacción y la falta de formación y compromiso de esas personas ).
  El antiguo modelo politico y desde luego el de los sindicatos de clase ya no sirve en la sociedad de las nuevas tecnologías , la vida - como escribiera Ortega y Gasset - es futuriza, mira hacia adelante y el tema de neustro tiempo es lograr estar a la altura de las circunstancias. Seguramente el anunciado crepúsculo de las ideologías haya empezado a tener lugar, en cambio lo que no puede desaparecer es el espíritu de sacrificio, el merito y la excelencia, la espiritualidad, los valores positivos y permanentes .
  Ese puede ser el reto del futuro, si los movimientos sociales : Tea Party, Democracia real o similares se ignoran y caen en las garras de la extrema izquierda el tiempo se habrá perdido y sin embargo el problema continuará .
  Puede que haya llegado la hora del cambio, de una auténtica revolución de las personas, una a una y no en masa , y las redes sociales se han convertido en un instrumento idóneo para ello .

  De nosotros depende que la nueva rebelión de las masas ya dibujada por Ortega de el paso decisivo : el de la revolución personal y que sus raíces y futuro sean sólidos y fuertes . Para ello el primer paso es conocer el problema, comprenderlo y actuar .


1 comentario:

  1. Efectivamente, mientras la revolución provenga de las masas y no del individuo, libre y soberano, lo tenemos crudo. Las masas, si son espontáneas pueden acabar en el linchamiento de inocentes (o de culpables, da igual, es igualmente espantoso): tenemos miles de ejemplos en la historia. Y si no son espontáneas y está todo programado en la sombra, peor que peor. En fin...España es un lugar peligroso para espontaneidades políticas. Y bien que lo siento.

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