Vértigo de tu piel desnuda
que sacude mi cuerpo.
Mis ojos se arrebatan
con tu mirada de fuego .
Néctar de la diosa que se atrevió
a amar en la tierra ,
a gemir con el alma
perdiendo sus alas.
Ven a mí esta noche,
sacia mi deseo
con tus labios, con la yema de tus dedos
recorriendo mi vida
y rasgando –puñales de oro-
el interior del espíritu .
No te detengas, oh diosa
de paraísos perdidos ,
el deseo no se calma,
tan solo duerme
y siempre espera .
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